miércoles, 7 de septiembre de 2011

Radares e interferencias

El arte y sus orgasmos metamediales

Aquello que los franceses llaman petit mort en referencia al orgasmo femenino tiene mayor resonancia si pensamos en las técnicas de exploración en torno de la muerte que fungen como preparación para ella en el budismo, experiencias de vida que interfieren tu cuerpo y te desconectan por un instante, te estremecen: el orgasmo, la pesadilla, el amor, etc., desconexiones que desde el punto de vista oriental más bien se entenderían como reconecciones: volver a la Matrix por decirlo de una manera superpop.

¡Alguien haga algo! ¡múevanle a la antenita o cámbienle de canal!

Es un desvanecimiento. Cuando sentimos que el alma como que se nos desacomoda del cuerpo o cuando las patitas nos tiemblan y emitimos un sonidito que puede ser de gozo o de espanto, en esos momentos la mente se expande y es capaz de "ver" de otra manera. Pero como nosotros necesitamos volver a la normalidad, justo porque no podemos soportar y sostener otra forma de estar, la experiencia nos parece meramente orgánica, corporal.

La vida está compuesta de estas experiencias; de hecho el dolor y el placer son sus reacciones en el cuerpo. ¿Por qué lloramos de repente en la calle cuando nos acordamos de algo o alguien por un detalle que nos interfiere y nos "saca" de la normalidad: un animalito, una frase en un cartel publicitario, un chiste que dicen otros, un lugar que vemos desde la ventana del Micro, detalles que podrían parecer intrascendentes pero que nos "hacen ruido"?

¿Por qué nos pasa lo mismo cuando Jack cierra los ojos al final de Lost o cuando otro Jack intepretado por el jovencito Di Caprio se escapa hacia el fondo del océano como un pesado bloque de hielo? ¿Por qué mi novia no quiere ver la escena de Anticristo de Lars von Trier en la que la protagonista se corta el clítoris y me dice que no podría vivir con esa imagen en la cabeza?

Interferencia
(es como la estática de la TV o los links que te asaltan de pronto frente a tu computadora)
That's the sit.

Esta columna servirá para desarrollar un tratado personal que me sirve para diferenciar aquello que es arte y aquello que es mera copia, aquello que tenga contenidos vitales más allá de sus recursos técnicos. La categoría personal, problemática y subjetiva que propongo, la he denominado "estética de la interferencia", la cual no podría ser si a J. J. Abrahams (productor de la teleserie Lost) y a Jorge Carrión (autor de la novela Los muertos) no se les hubiera ocurrido la fascinante idea de que a partir de interferencias sus personajes pueden reconocerse y a partir de ello volver a relacionarse. No solo eso, a partir de las mismas pueden sentir que su vida ha adquirido algún sentido y pueden sentirse satisfechos aún si la interferencia significa escapar de la "normalidad", es decir: desemboca en la muerte.

La interferencia es una manera de ubicar vida y su incesante coqueteo con la muerte en las creaciones artísticas de nuestro tiempo, y una propuesta de resignificación remezclada del pasado y la memoria.

Sea, pues, ésta una invitación a dejarse interferir.

Santiago Valencia

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