Más allá de los tres libros de Enrique Peña Nieto
Por: Flora Ayala de la Torre
El 30 de Septiembre de este año, Enrique Peña
Nieto propuso un recorte en el presupuesto a cultura de casi 4 mil millones de
pesos. Sin embargo, la Secretaría de Hacienda para el 20 de Noviembre confirmó
que dicha notificación no era verdad y que en realidad el presupuesto
federal destinado a infraestructura y política cultural del país para el
próximo año asciende a 18 mil 347 millones de pesos, lo que significa un crecimiento de 3.4%,
600 millones de pesos más respecto a 2013.
Hasta aquí, todo parece normal, y los agachados seguirán agachados, y los
marchistas seguirán marchando, pero ¿qué hay detrás de todo esto?
Según lo aprobado por la Cámara
de Diputados y formalmente afirmado por dichos, el presupuesto en realidad se
repartirá equitativamente entre los distintos Estados de la República. Pareciera
que esto resulta "normal” y que está bien. Sin embargo, si nos asomamos a los
datos, instituciones como Canal 22, el Centro de
Capacitación Cinematográfica, Instituto
Mexicano de Cinematografía, Radioeducación, y Educal se verán afectadas con
estos cambios. No obstante y más allá de las modificaciones previstas, de los
chistes en internet haciendo hincapié en que Enrique Peña Nieto es un iletrado,
la vuelta de ojos, más bien, recae nuevamente no sólo en quien lo eligió –que
lo legitimizó-, sino, a su vez, en los ingenuos que siendo letrados
–intelectuales, artistas- tienen la
pueril expectativa de que su presidente y sus diputados voten y hagan cosas a
favor del pueblo. Sin abundar más en esto, me parece que el punto nodal en
realidad tiene que ver con la manera en
que el sistema opera. ¿Por qué repartir el presupuesto “equitativamente” entre
los intelectuales estatales que no tardarán en ser zalameros? Para que sin
falta les den una probadita más de esa suculenta tajada, para que realicen “sus
proyectitos”, pues como dice el tan citado dicho “divide y vencerás”, y ésta es
la vieja táctica Priísta. Recordemos tantas y tantas veces que el PRI ha hecho
un llamado a la solidaridad y a la repartición de recursos. Veámoslos siempre
“tan humanos” repartiendo recursos aquí y allá, llámenese gorras y plumas,
despensas en los casos catastróficos y, en este caso, recursos para que la
cultura florezca en todos los estados.
En realidad es gracioso ver la
sonrisa de Peña Nieto, por lo que no estaría mal recordar que esa sonrisa –como
presagio del mal- aparecía justamente en cada Estado de la República acompañado
de campesinos, obreros y niños pobres. Por todos los parajes de este –en
efecto- hermoso país.
Más allá de estas triquiñuelas
que suceden y seguirán siendo –no seamos ingenuos-, el verdadero foco es el de
averiguar el por qué los intelectuales y artistas, -como diría Tomás Mojarro-
siguen pensando que el tigre se ha de volver vegetariano.
¡Oh, San José Revueltas! ¡Acuérdate de nosotros!
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