lunes, 29 de agosto de 2011

Smile or die: Google+ o la gran parcela


Hace unos días se cumplieron dos meses de que Google lanzara su nueva red social: Google+. Aquellos que ya tienen un perfil (y muchos otro que no) se dieron cuenta que las características del servicio no podían llamarse nuevas, pero ciertamente resultaban mejores. En Google+ tienes un “wall” que también es un “timeline”, es decir, existe la posibilidad de publicar el contenido al que estamos acostumbrados (videos, notas, fotos, links, incluso ubicación), nadie publica en tu “wall”, no hay “friend requests” y no he podido saber cuántos caracteres aceptan los estados, pero son muchísimos más que Facebook y Twiter, etc.

En Google+ tienes círculos en función de los cuales el contenido es filtrado; la nueva red social evita que los amigos de la oficina vean las fotos incómodas, se pueden lanzar pestes del jefe impunemente y nuestros padres quedan por fin segregados en la práctica pero oficialmente incluidos en nuestros círculos. Sin embargo, el lanzamiento de Google+ va más allá de mejorar la forma en la que compartimos contenido, puede ser que, en el futuro, Google+ signifique más por la forma en que ese contenido es almacenado y distribuido.

El año pasado Tim Berners-Lee (creador de la web, ni más ni menos) escribió una artículo en Scientific American llamado “Long Live the Web: A Call for Continued OpenStandards and Neutrality”. En dicho escrito no sólo se presumen los logros de los códigos abiertos y se pugna por una red más neutral, Berners Lee también nos da una interpretación curiosa de las redes sociales y el gigante buscador. Al parecer, las bondades de las redes sociales (conseguir pareja a los cuarenta, organización de motines liberadores-descentralizados-árabes-juveniles, y la evolución del acosamiento) no son tan brillantes cuando se considera que sitios como Facebook, Twitter, Google, Blogger, etc., establecen un conjunto que atrapa a la enorme mayoría de los cibernautas. Piensen en las páginas que visitan cuando entran a internet, qué página abren primero, o cuál jamás se cierra. Facebook tiene el 46% de tráfico mundial, 27% del tráfico de Facebook es dirigido desde Google, Youtube tiene más de mil millones de visitas al día y… números, números pero sólo unos cuantos sitios.

El problema, dice Berners-Lee, radica en que estos sitios absorben la mayoría del tráfico mundial, los cibernautas rara vez salen de ellos y, si lo hacen, siempre regresan para compartir. Los productos y servicios de las redes mantienen una dinámica que siempre se mira el ombligo, incluso una navegación “aleatoria” es orquestada por Stumble; los internautas de todo el mundo navegan principalmente en una decena de páginas (a finales del 2010 había 255 millones de páginas). Lo realmente interesante no es la polémica alrededor de los servicios que se ofrecen, sino que unos cuantos sitios y aplicaciones acaparan el tiempo (que no es poco) que pasamos en la red. ¿Cómo se acomoda entonces, en esta lógica, la nueva red social? Las intenciones parecen evidentes: no salir de Google.

Google+ tardo 24 días en obtener 20 millones de usuarios, Facebook tardó 1150. Desde luego que las condiciones, al lanzarse ambos servicios, no eran las mismas pero sí se debe tener en cuenta un dato: Google+ no es aún un servicio abierto. El cuello de botella creado por Google devino en un “hype” impresionante, las invitaciones se vendían incluso en eBay: una estrategia con efectos más positivos que la simple retroalimentación con los desarrolladores.

Google+ “lo tiene todo”, puede ser Twitter y puede ser Facebook, Picassa se encarga de tus fotos y videos, tus documentos están en Google Docs, tus noticias en Google Reader, tienes Google Calendar, Gmail, tus juegos, tus libros, tus blogs, todo está incluido, hasta esas personas que nunca quisiste incluir.

Falta mucho para que Google tenga el alcance que ya tienen las grandes páginas y redes sociales que conocemos, la apuesta es grande, los objetivos claros y los usuarios caprichosos. Es muy pronto para alarmarse y afirmar que Google se apoderará del tráfico en la web, pero sus posibilidades, de inicio, son muchas, así que, cuando entren a mi perfil de Google+ y me agreguen a sus círculos, sonrían y no salgan de ahí.


Luis Miguel Albarrán

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