Volvimos.
Y lo hacemos con el rezago de un nudo que todavía nos aprieta la garganta.
Durante los últimos meses un grupo de curiosos y salvajes amantes del arte y de la literatura (y del cine y la música y de los videojuegos y las series de televisión, y del medioevo y el futuro, y de la moda y la filosofía) hemos trabajado en la conformación de un nuevo esquema para Telecápita, que lanzaremos el primero de abril.
La semana pasada, mientras buscábamos en la web algunos "testigos" de páginas donde se hablara del Encuentro realizado el mes de octubre, nos enteramos de que el joven escritor e investigador Sergio Contla, de 27 años, falleció de modo trágico a principios de diciembre.
Nos enteramos por vía indirecta, pues el caprichoso google nos condujo al blog de R., sin querer queriendo, a una entrada titulada "Buenas noches, Sergio Contla".
En dicha entrada se lee: "Después de que platiqué con él en Telecápita, y de que me recomendara leer Infinite Jest de David Foster Wallace, recuerdo que me quedé pensando en agregarlo a Facebook o a Twitter. A lo mejor un día podíamos platicar de nuevo", dice R.
De acuerdo con la ficha curricular que Sergio envió para participar en el Encuentro Telecápita. Arte, Pensamiento y Nuevos Relatos 2011, sabemos que egresó de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, por la UNAM. En 2010 fue becado por la UNAM y la FFyL para realizar una estancia académica en el King's College de Londres, donde estudió la literatura escrita acerca de la capital británica. Colaboró con traducciones de narrativa y poesía en inglés para la revista Cuadrivio. Y era becario del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM donde trabajaba con la Dra. Nattie Golubov en un proyecto sobre los estudios culturales norteamericanos.
Dentro del marco de Telecápita, participó con la ponencia "David Foster Wallace: una aproximación a la incidencia de la cultura televisiva en la literatura de ficción", la cual fue, sin lugar a dudas, una ponencia de alto nivel crítico y con propuesta.
Queremos expresar nuestra consternación por la noticia y extender nuestro más sincero pésame a sus familiares y amigos.
Asimismo, queremos recordar que el poder y la fuerza de las personas, por más artilugios tecnológicos que desarrollemos, jamás será superado por éstos, en la infinita capacidad que tienen las personas de revelarnos mundos, de ayudar a que nos comprendamos mejor, en su elegante forma de recordarnos que somos también animales, repletos de instintos y de obsesiones, de traumas y de gestos que una computadora es incapaz de descifrar y programar.
Una monja tibetana, Pema Chödrön, escribió un libro que suele ser consolador en momentos como éstos, cuando se reciben noticias de este tipo. El libro tiene un nombre devastador: Cuando todo se derrumba. Dice la autora: "Vivir es estar dispuesto a morir una y otra vez".
Quizás morimos muchas veces, quizás ya estemos muertos, quizás sólo quizás, realmente estamos vivos. Sergio Contla es como un hueco que no sabíamos que teníamos. Sergio Contla no fue nuestro amigo pero estuvo cerca de nosotros. Tenía nuestra edad y ahora está muerto.
Nos duele.
Nos interfiere.
Nos concierne.
En un país como el nuestro, no está de más decir que no hay muertes aisladas y en silencio, solamente aquellas que no queramos ver.
Descanse en paz.
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